NEWBERY MASTICO LA BRONCA DEL EMPATE

Dos desatenciones en defensa -sobre todo la última- le privaron a Newbery quedarse con el clásico ayer al empatar 2 a 2 con Lilán, en un partido que tuvo como polémica un gol anulado a Lilán a instancias del asistente y varios expulsados, que en todos los casos con acierto del árbitro Rodríguez, que sacó adelante un partido donde le tocó trabajar con actores, guapos y los condimentos extra de lo que estaba en juego.

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Lilán apareció sobre el terreno reflejando una continuidad de lo que fue contra Barracas, es decir sin claridad, discontinuo y sin solidez colectiva con la pelota. La muestra fue que sólo llegó dos veces en media hora y con pelota parada: un tiro libre de Darrigrand que dio en el palo y un cabezazo de Vecini en un córner que se fue cerca.

Contrario a lo que proponía Newbery que le quitó la pelota con determinación. Juan Manuel Río -por lejos la figura del clásico- con Bertellys y Lafitte en el juego asociado, Arroyo participando en todas y Vivas arriba olfateando el gol le alcanzaba para tener el control y ser más ambicioso y ordenado tácticamente.

Ya Vecini tenía amarilla por una falta lejos del arco y la segunda y con la expulsión se la ganó sobre la media hora de juego cuando Vivas lo madrugó en el área y se llevó el balón. Empujón del lateral y claro penal que Rodríguez no dudó en marcar y que el mismo Vivas con tiro bajo besando el palo derecho del arquero le puso el primer uno al clásico.

Pero un regreso y retroceso desacoplado de Newbery, hizo que en la primera que hilvanó Irastorza, se fue por izquierda para que Nahuel López definiera el empate cuando se moría el primer capítulo. Quedó en el adicional una atajada fenomenal de Olivera que evitó el segundo de Newbery.

En el segundo tiempo estuvo lo picante y polémico del clásico, que arrancó con otra muy buena intervención de Olivera que le sacó al tiro de esquina una pelota que peinó Arroyo y seis minutos después en el arco de enfrente, cuando el asistente De la Cuadra en una jugada muy dudosa le anuló el gol a Darrigrand por posición adelantada cuando cabeceó Cabrera, según sus propias palabras a esta Agencia.

El clima se tensó. Encima en otra maniobra de Río, que se inició por la izquierda, Lafitte entrando por derecha estampó el segundo para el delirio albinegro. Apareció el nerviosismo en el banco, se fueron expulsados los hermanos Fernández y adentro los reclamos fueron permanentes de los jugadores de Lilán, incluso hasta con algún proyectil de su parcialidad que impactó en la cabeza del asistente Leuful por lo que se tuvo que detener el juego unos minutos.

Volviendo al trámite, poco a poco comenzaron a generar Cabrera y Darrigrand algunas preocupaciones al fondo de Newbery, que no tenía tanta solidez, y con Lilán sacando a relucir su temperamento el resultado transitaba por la cornisa para el local, porque el elenco de Fernández pudo haberlo ganado. Dos minutos habían pasado de la media hora cuando en otra distracción con las marcas, con comodidad Darrigrand cabeceó bajo a la salida de un tiro de esquina para poner el segundo empate y la cuota de justicia, teniendo en cuenta aquel gol anulado que seguía tomando dimensión.

El derby fue dejando para el final la atajada clave de Arabena a Cabrera que casi anota el tercero a nueve del final, un penal sobreactuado de Darrigrand que se dejó caer al roce con Arabena, la reacción verbal de Irastorza y la expulsión y la segunda amarilla de Marcobechio para abandonar la cancha.

Lilán festejó el empate porque sacó adelante un partido en inferioridad numérica, porque futbolísticamente alternó buenas y malas para maquillar otra discreta labor colectiva, mientras que el albinegro que hizo el gasto se quedó masticando el otro sabor, porque el empate no fue lo que salió a buscar y lo que más le sirvió.

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